Circular Extraordinaria – Efectos Contables Covid-19

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EFECTOS EN LA CONTABILIDAD COVID-19

Dada la declaratoria de Pandemia por el Covid-19, por parte de la Organización Mundial de la Salud, los diferentes gobiernos alrededor del mundo han venido tomando medidas para contener el contagio masivo de la población. La media más significativa ha sido el aislamiento social, generando interrupción de operaciones comerciales, cadenas de suministro y líneas de producción, en casi todos los sectores de la economía.

Estamos frente una alta incertidumbre en el comportamiento en el muy corto plazo, de la economía mundial y local durante el año 2020. Es necesario que la contabilidad se adapte, ante los rápidos cambios que se irán presentado, para que los estados financieros y las cifras que arroje la contabilidad, reflejen la realidad económica, dando prelación a la neutralidad en la información, que sea útil a los administradores, accionistas, el estado, el sector financiero y la comunidad en general.

Los impactos de las empresas se verán reflejados en sus cifras financieras e indicadores. A continuación presentamos un resumen de algunos de ellos.

El principal activo financiero de muchas empresas del sector real son las cuentas por cobrar a clientes, porque conceden plazos de pago a sus clientes, generalmente a corto plazo (entre 30 a 90 y hasta 180 días, según el sector).

Se podrán presentar dificultades en el recaudo de la cartera, presentarse incremento en los días de morosidad y hasta pérdidas por impago. Estas situaciones pueden generar que el deterioro de la cartera aumente, tanto en NIIF PYMES como en NIIF Plenas.

La NIIF 9 – Instrumentos Financieros requiere que las pérdidas crediticias esperadas (ECL, por sus siglas en inglés) se midan de manera anticipada, determinando la probabilidad de pago y la estimación de pérdidas futuras, utilizando información razonable y sustentable de eventos pasados, condiciones actuales y pronósticos de condiciones económicas futuras.

Las empresas deben revaluar los modelos que venían utilizando hasta diciembre 31 de 2019 para incorporar los nuevos hechos con el Covid-19. La información pasada puede no ser muy determinante para la estimación de pérdidas esperadas en las condiciones actuales. Por el contrario, podrían tener mayor preponderancia el análisis de situaciones actuales y las expectativas futuras. Puede resultar difícil realizar estimaciones del comportamiento de variables macroeconómicas en que basar proyecciones ante la volatilidad e incertidumbre actual.

Una empresa no podrá argumentar que la información razonable y sustentable no es fácil de proyectar por la incertidumbre en su comportamiento futuro, lo que deberá hacer es realizar varios escenarios, utilizar el juicio tanto interno como de expertos e ir monitoreando el desarrollo de los eventos para ir realizando ajustes a las estimaciones de pérdida y ajuste con las pérdidas reales en que se incurra. La complejidad de los modelos dependerá también de que tan significativo sea el importe de las cuentas por cobrar en el Estado de Situación Financiera.

Las medidas que vienen tomando, tanto gobiernos como el sector financiero, pueden implicar la renegociación de los préstamos, ampliando plazos, reduciendo tasas de interés, incorporando periodos de gracia, costos por garantías financieras, entre otros. Estos cambios pueden generar, baja en cuentas de pasivos para reconocer unos nuevos con otras condiciones y/o ajustes en las tablas de amortización de los créditos actuales. Será necesario realizar una nueva medición del costo amortizado, se podrían generar ganancias por la baja en cuenta de pasivos previos.

Las empresas deben evaluar, al final de cada periodo anual (o periodos inferiores para estados financieros intermedios), si existe algún indicio de deterioro del valor de algún activo medido al costo. Es posible que ante requerimientos de información de entidades financieras, entidades de control por auditores y para quienes presenten estados financieros de periodos intermedios, se haga necesario realizar el ‘test de deterioro’ antes del cierre del año 2020, y podría tenerse que reconocer pérdidas por deterioro del valor.

El valor de los inventarios no debe incluir los costos indirectos de fabricación (CIF) totales, cuando el nivel de producción es menor al nivel normal. Los CIF no asignables se deberán contabilizar como costo en el mismo periodo en que se incurren.

Se deberá reconocer deterioro en las siguientes circunstancias:

– Inventarios de fácil pérdida (perecederos).
– Inventarios obsoletos, dañados.
– Rebajas de precio que no permitan cubrir los costos.
– Incremento en los costos de terminación para productos en proceso.

Dependiendo del tipo de activo y el uso al que esté destinado, la medición de los activos como PPYE y los intangibles pueden verse afectados como consecuencia de la crisis generada por el Covid-19. En determinadas circunstancias, puede ser necesario reestimar la vida útil y el valor residual, el cese de operaciones puede generar deterioro, o la estimación de los beneficios futuros derivados del uso de un activo individual o los flujos esperados de una Unidad Generadora de Efectivo (UGE), resulten inferiores al valor del activo o la UGE, debiendo contabilizar una pérdida por deterioro de valor. Ante un cambio en las condiciones, es posible recuperar las pérdidas de valor previamente reconocidas.

Durante el primer trimestre del año la volatilidad de los mercados ha sido constante, con caídas significativas que han generado pérdidas y que posiblemente no se alcancen a recuperar durante el año. Empresas que tengan acciones que cotizan, instrumentos derivados y otros activos financieros que se cotizan en el mercado, podrán generaran pérdidas. Un impacto similar puede ocurrir con las propiedades de inversión medidas al valor razonable, si el sector inmobiliario se ve afectado por la crisis.

Deberá hacerse un análisis al ciclo completo de ingresos y evaluar en conjunto el reconocimiento de todos los rubros involucrados (ingresos, cuentas por cobrar, activos de contratos, activos por derechos en devoluciones, pasivo por reembolso, provisión de garantías).

En NIIF Plenas las empresas deberán determinar si podrán reconocer los ingresos y las cuentas por cobrar (o activos del contrato) por su totalidad, considerando que se pueden presentar mayores devoluciones y posibles rebajas de precio para incentivar el recaudo. Cualquier reducción posterior del precio o devoluciones se deben reconocer desde el inicio y no posteriormente. Se debe cambiar el valor de los ingresos que se contabilizan de clientes que no accederán a descuentos por volumen, por ejemplo. En NIIF para PYMES se deberán actualizar las provisiones por devoluciones y descuentos posteriores, bajo la actualización de la probabilidad de ocurrencia.

También es necesario evaluar si algunos contratos con clientes continuarán ejecutándose, es posible que los clientes terminen contratos pendientes por ejecutar, reduzcan los compromisos previamente adquiridos. Esto generará cambios en el monto a reconocer de los ingresos pendientes, se deben actualizar las mediciones con base en las expectativas revisadas. Es posible que haya que cancelar contratos anteriores y contabilizar contratos nuevos. Los derechos por contratos ejecutados hasta cierta fecha pueden pasar a ser no recuperables.

En NIIF Plenas, las empresas necesitarán evaluar recuperación futura de los gastos incurridos para conseguir contratos que han sido capitalizados, aplicar deterioro, reducir tiempo de amortización o cargar a resultados si no son recuperables.

Para ingresos que se reconocen durante el tiempo (por ejecución), tanto en NIIF Plenas como en NIIF PYMES, de deberá evaluar cambios en los contratos para contabilizar los ingresos sólo sobre lo ejecutado, evaluar si los contratos son onerosos para contabilizar provisiones correspondientes.

La situación actual, aparte de generar incertidumbre, incrementa la exposición a diferentes riesgos de tipo económico y financiero, las empresas deberán evaluar dichos riesgos y tratar de mitigarlos adoptando estrategias de gestión, una forma de lograrlo es mediante las operaciones de cobertura.

Las partidas que han sido cubiertas, pueden ser modificadas por los efectos del Covid-19, así como los mismos contratos de derivados. Las transacciones altamente previstas y los compromisos en firme pueden ser revaluados, por ejemplo, por decisiones de reducir las compras de inventarios y cancelación de pedidos. Las coberturas ya contratadas, deberán entonces ser evaluadas a la luz de nuevas decisiones. Si la empresa viene aplicando la contabilidad de coberturas de flujos de efectivo, por ejemplo, deberá analizar si sigue cumpliendo los criterios de eficacia y trasladar desde el otro resultado integral a resultados, la parte que resulte ineficaz a partir de los nuevos análisis. Puede incluso ocurrir que deba abandonarse la contabilidad de coberturas, llevando a resultados de forma inmediata la reserva contabilizada en el otro resultado integral.

Al cierre del año 2019, es posible que se hayan reconocido pasivos por beneficios a empleados por bonificaciones por cumplimiento de objetivos, pagaderos durante el año 2020. Ante la situación actual, dichos pasivos pueden ser revaluados, bien porque sólo una parte será pagada, o porque no serán pagados en su totalidad. También pueden surgir otros pasivos por terminación de contratos o reestructuraciones.

Analizar el efecto de cambios en las proyecciones de ganancias futuras y la probabilidad de recuperación del activo por impuesto diferido. Las proyecciones se pueden afectar por disminución en los ingresos e incremento en costos, uso de estrategias fiscales por medidas que tome el gobierno, entre otras. Las proyecciones deberán guardar consistencia con otras realizadas para otros análisis.

Es posible que una vez superada la etapa crítica de la propagación y se inicie la etapa de recuperación de la economía, el gobierno contemple una reforma tributaria para ajustar la tasa de impuesto de renta que viene gradualmente bajando hasta el 30% a partir del año 2022. Un cambio en la tasa de impuesto, generará ajustes en el pasivo por impuesto diferido de partidas de largo plazo (depreciaciones, provisión de garantías, pasivos pensionales, entre otras).

En NIIF Plenas, los intereses de activos que toman un tiempo sustancial para estar listos, se contabilizan como mayor valor (construcción o montaje de activos). Las empresas pueden estar revaluando darle continuidad a proyectos de inversión que vienen adelantando, o verse obligadas a suspenderlos por el cese de actividades de trabajadores propios y de empresas contratistas. Estas situaciones, implican suspender la capitalización de los intereses y reconocerlos directamente en resultados hasta que se reactive el proyecto. También puede haber cambios en la capitalización de los intereses por la renegociación de los créditos directos o los préstamos genéricos.

Entre los impactos derivaos del Covid-19 para arrendatarios de aplican NIIF Plenas, pueden generarse cambios en los contratos de arrendamientos reconocidos como activos por derechos de uso y pasivos por arrendamiento, con impacto en los futuros gastos por depreciación e intereses. Decisiones como terminar contratos, renegociación, rebajas en los pagos fijos futuros, periodos de gracia, cambio de pagos fijos por variables, pago de penalizaciones no previstas, entre otros, afectarán el importe en libros del activo por derechos de uso y el pasivo por arrendamiento, algunos cambios podrían afectar el resultado (como ingreso o como gasto).

– Riesgos de crédito, aumenta por entorno económico incierto.
– Riesgo de liquidez, dificultades para proyectar flujos de efectivo y comportamiento de la caja
– Riesgo cambiario, empresas exportadoras e importadoras, tendrán efectos positivos o negativos, dependiendo de su posición en moneda extranjera
– Riesgo de mercado, particularmente por el precio de productos. Actualmente también se enfrenta la crisis de la baja en los precios del petróleo, que para Colombia son fuente de ingresos muy importante para desarrollar sus programas sociales y dinamizar la economía.

Aumentará el uso de técnicas de valoración (jerarquía valor razonable nivel 3), con dificultades en pronosticar escenarios de impacto económico. Se requerirá juicio significativo.

Revelar su situación, con explicación de los eventos y transacciones que son importantes para comprender los cambios en la posición financiera, los resultados y flujos de efectivo desde la última fecha de presentación de informes anuales.

Los indicadores financieros pueden verse seriamente afectados como resultado de los impactos en los diferentes componentes de los estados financieros (liquidez, endeudamiento, rentabilidad, rotación de activos, ebitda, crecimiento, participación en el mercado, entre otros). Los resultados menos favorables en indicadores pueden generar dificultades de acceso a créditos, incumplimiento de covenants.

Como se ha mencionado, el gobierno ha venido tomando medidas para proteger al sector empresarial y estimular el dinamismo económico. Las empresas deberán evaluar si los incentivos que recibe, pueden cumplir con los criterios para ser contabilizados como subvenciones, por ejemplo, créditos condonables cumpliendo ciertas condiciones, tasas de interés inferiores a las tasas del mercado, ayudas económicas, exención de obligaciones y otorgamiento de subsidios en general. Es posible que sea necesario desarrollar una política contable para la contabilización de subvenciones del gobierno, que antes no se había contemplado por no ser una transacción típica de la empresa.

– Incremento de escenarios de sensibilidad (NIIF Plenas) para los diferentes riesgos (crédito, liquidez, tasa de cambio, mercado).
– Divulgación de supuestos, juicios clave y fuentes de incertidumbre en la estimación, hechos por la gerencia.
– Fuentes de información y técnicas utilizadas para medir valor razonable de nivel 3 (uso de técnicas de valoración).
– Explicación de las ineficacias de coberturas, así como las reclasificaciones desde el otro resultado integral a resultados de coberturas de flujos de efectivo.
– Incertidumbres significativas relacionadas con eventos o condiciones que puedan generar dudas significativas sobre su capacidad para continuar como empresa en funcionamiento.

Las normas contables se aplican bajo el supuesto de que la empresa continuará en el futuro. Cuando una empresa está frente a su inminente liquidación, deberá cambiar su modelo contable de causación por el modelo de valor de realización (activos) y liquidación (pasivos), debe contabilizar todos los gastos futuros que tenga conocimiento. Frente a la parálisis de operaciones, algunas empresas pueden estar inmersas en una situación en la que no existe otra alternativa que liquidarse. El impacto en la contabilidad será muy significativo por lo anteriormente indicado.

Para empresas que no hayan realizado sus asambleas de accionistas o las que las hayan realizado posterior al 12 de marzo de 2020, fecha en que el Presidente Iván Duque declaró la Emergencia Sanitaria, deben incluir en sus estados financieros una nota de Hechos Posteriores al Cierre (que implican ajuste y los que no implican ajuste al cierre 2019). Para los hechos que no implican ajuste a diciembre de 2019, la nota irá acompañada de una estimación de los efectos financieros previstos, o una declaración de que no se puede hacer una estimación, como puede ser el caso con el Covid-19.

Los impactos pueden ser de diversa índole: incumplimientos de contratos (a clientes y de proveedores), caída de la demanda, parálisis productiva, baja sustancial en ventas e ingresos, incumplimiento de obligaciones financieras, deterioro de cartera, deterioro de inventarios, flujos de efectivo negativos, efectos en valor razonable de inversiones, transacciones en moneda extranjera no cubiertas, cambios en los plazos de arrendamientos por circunstancias que están bajo el control de arrendatario (NIIF 16), planes de reestructuración, contratos onerosos, amenaza de la hipótesis de negocio en marcha, incumplimiento de presupuestos metas y objetivos, entre muchos otros.

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